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/verano

Walter dejó el domingo trancado en el apartamento, sumergido en el vaho que venía de la pared expuesta al sol todo el día, y se fue a fusionar con los ciclistas del parque, curvando para evitar los carritos de palomitas de maíz y de guarapo de caña, deambulando atento entre los grupos que conversaban a la sombra, esparcidos por el césped, huyendo del sol, pidiendo que llegara pronto un aguacero para refrescar la noche y permitir un sueño tranquilo. El niño mugriento de pantalones cortos espiaba al guardia municipal para ver si podía meterse en la fuente del parque, no como una travesura, sino porque necesitaba bañarse. El lugar estaba lleno de movimiento: antiguos discos LP, revistas que ayudaban a recordar otros tiempos, libros de todo estilo, porcelanas extraviadas del conjunto al que pertenecieron algún día. Pensó en buscar detenidamente las cajas de libros para tener compañía o un escape a lo largo de toda la tarde, pero por la pereza y el calor, tenía ganas de buscar una sombra y desconectarse de las angustias de los pensamientos, que dilataban sus gestos en esa dirección.

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